El mármol es un material de gran belleza pero su manipulación puede resultar complicada. De todos es sabido que, pese a ser un material con gran resistencia, al trabajarlo es posible que se produzcan roturas.
Uno de los procesos en los que es más sencillo dañar el mármol es en el proceso de pulido. Frente a esto, ¿qué podemos hacer para minimizar el riesgo de roturas de las tablas durante la fase de pulido? Te lo contamos en este post.
La importancia de la fase de pulido en el mármol
Una de las fases más importantes a la hora de trabajar el mármol es su pulido. Esta fase permite que el mármol tenga ese aspecto tan bello. Pero no solo es necesaria esta fase para conseguir belleza en el material.
La fase de pulido ayuda a que el mármol sea más seguro de tratar, ya que en esta se acaba de dar forma al material y se quitan los pequeños salientes que podrían dañar a las personas. Dicho de otra manera, el pulido nos ayuda a conseguir que el mármol esté en perfecto estado tanto a la vista como al tacto.
¿Cómo podemos minimizar el riesgo en la fase de pulido?
Como hemos comentado, en la fase de pulido es más sencillo que se produzcan roturas del mármol, ¿qué hay que hacer para que esto no ocurra? Pues bien, la clave está en cómo tratar el mármol en fases anteriores para hacer que sea lo más resistente posible.
Concretamente, nos tenemos que remontar a la fase de secado y resinado. Si en este momento nos apoyamos con el uso de nuevas maquinarias que nos permitan controlar que la resina no se filtre de manera excesiva, estaremos mucho más cerca de que el mármol sea más resistente en fases como la de pulido y la de calibrado.
Para ello, en la fase de secado, son tres aspectos los que se deben controlar:
- Controlar la filtración para cubrir poros y grietas.
- Comprobar que la resina se ha endurecido correctamente con el objetivo de consolidar la tabla.
- Fijarse en la correcta adhesión de la malla.
Estos tres puntos son claves y todas las empresas marmoleras que lo han puesto en marcha han visto como el porcentaje de piezas que sufría alguna rotura en fases posteriores ha disminuido.
Así que ya sabes, controla estos tres puntos ya que son la base para poder seguir trabajando el mármol y evitar que se dañe en procesos como el de pulido. Para ello lo ideal es que apuestes por maquinaria que incluya la nueva tecnología que permita llevar el control automático de estos tres puntos y que dejes de lado los sistemas más convencionales. Una inversión que, sin lugar a dudas, te ayudará a reducir muchos costes en el futuro.