Tener un almacén con una buena distribución significa un flujo de materiales más eficiente y más efectivo. Y, es que, el principal objetivo de una buena distribución y gestión de un almacén es garantizar el continuo suministro de materiales y medios de producción requeridos para asegurar los servicios de forma ininterrumpida. De esta manera, se genera una logística integral que incrementa los niveles de servicios a los clientes con la que se intenta minimizar costes.

¿Cómo configurar una buena distribución del almacén?

Uno de los factores más importantes a la hora de gestionar un almacén es, sin duda, su diseño y distribución para un flujo de materiales más eficiente y efectivo. De esta forma, se recomienda seguir las siguientes pautas a la hora de distribuir correctamente el almacén:

  • Aprovechar el espacio del que se dispone de manera eficiente.
  • Que la manipulación de materiales se reduzca al mínimo.
  • Que el acceso a la unidad logística almacenada sea fácil.
  • Que la flexibilidad para la ubicación de productos sea máxima.
  • Que las cantidades almacenadas sean fáciles de controlar.

Teniendo, pues, claras las pautas que se deben conseguir, nos debemos centrar en cómo distribuir el almacén que, pese a que parecen cosas obvias, en muchos casos no se tienen en cuenta y, por ende, generan pérdidas.

  1. Toda la mercancía almacenada se debe distribuir en función de su volumen y su peso. Es decir, cuando más voluminoso o pesado sea más abajo debe estar, por tanto, la mercancía más ligera se debe distribuir en los estantes superiores.
  2. Además, esta mercancía pesada, se recomienda que se encuentre en un espacio específico para ella, para así facilitar la manipulación, la carga y el traslado.
  3. La mercancía que tenga una mayor rotación se recomienda ponerlos en la zona más cercana al acceso para que su localización en la fase de picking sea más fácil.
  4. Cuando contamos con materiales que por su naturaleza puedan deteriorarse y perjudicar al resto de productos almacenados, se recomienda separar físicamente en distintos emplazamientos.
  5. Por supuesto, cada producto se debe embalar de forma correcta para que, de esa forma, se asegure la protección del producto ante la humedad, el polvo, etc.
  6. Para terminar, la distribución del almacén debe plantearse teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad, ya sea para las mercancías como para los trabajadores.

En definitiva, una distribución óptima del almacén debe gestionar los recursos disponibles y prevenir las necesidades, para que los materiales y los productos siempre se encuentren cuándo, cuánto y dónde se necesiten.